Conocida en todo el mundo, sólo su nombre ya hace pensar en Italia. La pizza es el plato más importante y famoso de la cocina italiana y su popularidad ha llegado hasta el lugar más remoto del orbe. Ese pan plano horneado con productos diversos fue creado en Nápoles en el siglo XVII porque de ello hay referencias escritas que lo certifican. Y porque eso es algo que no se le puede discutir a un napolitano salvo que uno quiera tener un enfrentamiento dialéctico de enormes proporciones. Sin embargo ya se tiene conocimiento que los antiguos griegos preparaban panes aromatizados con aceite, queso y hierbas, y que los romanos también añadían miel.
Viajar a Roma y no degustar una pizza es un pecado mortal aparte de una monumental tontería. La pizza romana que preparan en pizzerías con hornos de leña es muy delgada y crujiente y no tiene nada que ver con la pizza gruesa napolitana, un producto mucho más parecido al pan. La diferencia está en la levadura.
Una buena opción para quien viaje a Roma es la de tomar la pizza al taglio en cualquiera de las centenares de pizzerías que hay por toda la ciudad. Podríamos denominar este tipo de comida como la fast food mediterranea. El concepto es el de comer rapidamente, de pie o caminando por la calle, pero con productos típicos de la cocina mediterránea, es decir, de forma sana.
Para muchas personas les será realmente incómodo acudir a una pizzería de estas características, pedir una porción y comerla allí mismo recién calentada en el horno. Pero merece la pena hacerlo por las auténticas maravillas que se pueden encontrar. Sobre todo si el establecimiento elegido es la Pizzería Florida, situada en la Vía Florida, junto a Torre Argentina, en pleno centro histórico. La calle se encuentra entre la Via Arenula y la Via de la Botteghe Oscure.
Se trata de un establecimiento de pequeñas dimensiones pero el reducido tamaño es inversamente proporcional a la calidad de las pizzas. El secreto está en la masa y perdóneseme la frase hecha pero es que es tal y como lo cuento. Se trata de una pizza esponjosa y al mismo tiempo crujiente.
En cuanto a los sabores basta probar una porción de margarita (tomate y mozzarella) para llegar al convencimiento de que estamos ante una gran pizza. A partir de ahí se abre todo un mundo pizzero de sabores. La pizza de salchicha y pimientos es sencillamente exquisita y la de patata y mozzarella es una originalidad dificilmente prescindible.
Todo un hallazgo es la pizza con la panceta, el queso loncheado y la crema de calabaza de fondo. O la de atún (tonno en italiano) y crema de alcachofas. La pizza de tomate y peperoncino tiene un agradabilísimo sabor picante y hay otras como la de patata y porcini, es decir, boletus, que es una auténtica delicia. La pizza de mozzarella de búfala, tomate y rúcola es otra maravilla.
Pero lo mejor es dejarse llevar por una mirada al mostrador donde se encuentran las pizzas y ver como los jugos gástricos afloran para elegir una porción de cualquiera de las pizzas que allí tienen expuestas.
Por otra parte, según mi experiencia, los precios que tiene la pizzería Florida son de los más baratos que he visto, otro atractivo.
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