"Uno se enamora lentamente de Roma, poco a poco, pero para siempre" (Nikolai Gogol)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Grazie, Gioacchino


Recientemente unos amigos han visitado Roma y han seguido mi consejo de no dejar de disfrutar de la magnífica comida que se sirve en mi restaurante de cabecera en la Ciudad Eterna, aquel al que siempre voy desde hace ya al menos catorce años. Me refiero al restaurante pizzería 'Al piatto ricco', el que dirige mi ya buen amigo Gioacchino Carrara y su mujer Anna.
Cuando regresaron estos amigos a España me dijeron lo que otros muchos: "Tenías razón. Excelente la comida". Nadie me ha dicho nada negativo sino que, al contrario, todos me aseguran que la relación calidad-precio es excelente y que el personal es verdaderamente simpático.

La sorpresa que me dieron estos amigos fue en forma de foto, la que publico en este comentario. Se trata de la puerta de entrada al restaurante: "Gioacchino ha puesto los comentarios de tu blog en la misma puerta y ha colocado allí tu foto", me dijeron. Y en efecto me mostraron la fotografía que aquí incluyo. La verdad es que me ha dado mucha alegría por el honor que para mí supone estar presente en Roma de esta manera. En ese sentido, grazie, Gioacchino. De verdad que me halaga.

Mi llegada al Piatto Rico fue casual; nadie antes me lo había recomendado. Callejeando por el barrio de Trastevere lo encontré en la Vía della Pelliccia. Recuerdo que lo primero que pedí fueron unos Spaghetti alle vongole, es decir, con almejas, y que me gustaron tanto que decidí volver. Me sentí allí cómodo y teniendo en cuenta que supongo que en el subconsciente tenía escrito que mi destino era volver a Roma una y otra vez, era indispensable tener un restaurante de cabecera. No tardé en conocer el magnífico Risotto alla pescatora que siempre recomiendo, y unos exquisitos Spaghetti alle cozze, (con mejillones) que creo que ahora no están en la carta pero que fueron inolvidables.


Con el tiempo surgió la amistad con Gioacchino y con Anna. Para ellos éramos los españoles que siempre volvíamos al menos en verano a su establecimiento. Nuestro rostro se hizo familiar para ellos y más aún cuando al local comenzaron a llegar algunos amigos que siempre llevaban consigo el papelito que yo les había entregado para que encontraran el restaurante y los consejos gastronómicos.

Es curioso que no falta quien me pregunta si me llevo comisión por las personas que allí van dirigidas por mí. En absoluto. Ellos van y quedan satisfechos. Gioacchino y Anna son felices por los clientes que les llegan recomendados por la pareja de periodistas de Madrid, como nos conocen. Y yo, qué voy a decir. Que estoy encantado de poder ser útil de esta forma.

Pronto viajaré a Roma. Y por supuesto pasaré por el Piatto Rico. Allí abrazaré a Gioacchino y a Anna y disfrutaré con su comida y su hospitalidad. Espero también poder saludar a mi ya también buen amigo y colega de profesión, Alessandro Zapulla, cuyo único defecto es algo en lo que está de acuerdo conmigo Gioacchino: es laziale, algo casi imperdonable en un rincón romanista como el Piatto Rico. Alessandro dirige la publicación http://www.lalaziosiamonoi.it/ y siempre que me lo requiere trato de proporcionarle alguna noticia sobre el fútbol español.

A todos ellos, y al personal de Al Piatto Rico, un fortissimo abraccio.