"Uno se enamora lentamente de Roma, poco a poco, pero para siempre" (Nikolai Gogol)

jueves, 14 de octubre de 2010

Vía Rasella, escenario para un drama


Dicen algunos romanos que en la Vía Rasella todavía se puede ver en alguna de las fachadas impactos de la metralla que produjo la explosión del artefacto de aquel 23 de marzo de 1944. Yo no los he visto, pero sí tengo que reconocer que recorrí toda la calle para sentirme en el corazón del escenario de uno de los mayores dramas de la historia de Roma.
El excelente periodista Iñigo Domínguez, corresponsal en la ciudad eterna de El Correo, dice al respecto de la Vía Rasella, que, aunque parezca una paradoja, el turismo en Roma a veces tapa la historia, y no le falta razón porque esta calle se encuentra muy próxima a la archiconocida Fontana de Trevi, tan visitada y fotografiada por millones de turistas. Y pocos de ellos saben de la existencia y el significado histórico de esta calle que es una pronunciada cuesta desde la Vía del Traforo a la Vía delle Quatro Fontane.

Para sumergirse en esta dramática página de la historia de Roma no hay más que dejar la Fontana de Trevi en dirección opuesta a la Vía del Corso, tomando, según se mira la Fontana, la calle de la derecha, llamada Vía del Lavatore, hasta llegar a la Vía del Traforo, todo ello en pleno Rione Trevi. La pronunciada cuesta que verán al llegar a esa peculiar calle que tiene un túnel excavado bajo la colina del Quirinale, es la Vía Rasella.

En la Roma ocupada por las tropas alemanas, en plena Segunda Guerra Mundial, se produjo un atentado de la Resistencia italiana contra una patrulla de un regimiento de soldados de las SS, es decir, el sanguinario cuerpo de élite de la Alemania de Adolf Hitler. A las dos de la tarde de ese 23 de marzo de 1944, la patrulla de las SS pasó en formación por la Vía Rasella cuando explotó una bomba oculta en un carrito de barrendero que allí dejaron un grupo de partisanos.
Treinta soldados de la patrulla murieron en el acto y sesenta resultaron heridos, dos de los cuales
murieron más tarde. Dos civiles también resultaron muertos un hombre y un niño. La represión de las autoridades de ocupación alemanas no se hizo esperar. Hubo centenares de detenciones y el propio Hitler ordenó que 30 italianos fueran fusilados por cada SS muerto. Más tarde lograron convencer a Hitler y ese número se redujo a 10.

El coronel de las SS Herbert Kappler comenzó en esos momentos una frenética carrera por elaborar una lista para cumplir la orden de fusilar a 320 italianos. Con los judíos no se logró completar así es que se peinó la cárcel de Regina Coeli, todavía hoy en pleno funcionamiento en el Trastevere, incluyendo en esa macabra lista a todo tipo de detenidos entre los que incluso se encontraba un sacerdote católico. Poco antes de las ejecuciones murió otro de los SS que había resultado herido de gravedad, por lo que 10 personas más fueron detenidas y finalmente por un error, o por un exceso de celo de Kappler, se detuvo a 335 personas, que fueron cargadas en camiones y conducidas a unas cuevas situadas en el sur de Roma, junto a la vía Appia, concretamente en la vía Ardeatina. Allí fueron ejecutadas esas 335 personas de un tiro en la nuca. Posteriormente, los alemanes volaron las cuevas con cargas explosivas. Entre los muertos había muchos judios, militares italianos que habían pertenecido al ejército de Mussolini y que ante la ocupación nazi demostraron su patriotismo formando parte de la Resistencia. Había comunistas y personas de ideología conservadora. Hoy Italia les recuerda permanentemente en el lugar donde murieron, un estremecedor mausoleo donde se encuentra las tumbas de esas 335 personas.
De lo ocurrido en Vía Rasella hay abundante bibliografía y también filmografía. Roberto Rossellini se inspiró en el episodio de las Fosas Ardeatinas para dirigir en 1945 la película 'Roma Ciudad Abierta', monumental origen del Neorrealismo italiano, una corriente cinematográfica que dio inolvidables títulos. De peor calidad, pero correcta en lo histórico, se puede ver la película 'Muerte en Roma', filmada en 1973 por George Pan Cosmatos, con Richard Burton en el papel de Kappler y con un impresionante Marcello Mastroianni en el papel de un sacerdote que trata de salvar a los condenados.

En cuanto a bibliografía me tengo que referir sobre todo al estudio realizado por el estadounidense Robert Katz, titulado 'La batalla de Roma', publicado en España por la editorial Turner.

Eso sí, si se encuentran en la Fontana de Trevi y quieren recordar un episodio tan dramático como impresionante de la historia de Roma, no dejen de caminar a la Vía Rasella, y si además, visitan la Vía Appia y las catacumbas, no dejen de entrar en las Fosas Ardeatinas para quedar conmovidos por lo inexplicable de las conductas humanas.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Chistes italianos

Voy a tratar en este artículo de un tema un tanto original: los chistes italianos. Italia es un país irónico como pocos, que sabe reírse de sí mismo hasta en los momentos de mayor dificultad, y que presume de un sentido del humor ancestral, ya reconocido en los tiempos de los emperadores. La historia y la arqueología nos dan no pocas muestras del finísimo sentido del humor de los romanos y ahí están, en las excavaciones de Pompeya, algunas pintadas de carácter irónico que leían los pompeyanos hace casi 2.000 años; o alguna curiosa caricatura realizada en la pared de la Villa de los Misterios de la propia Pompeya. Pero también tenemos las comedias que se interpretaban en el teatro de Marcello, en Roma, o en tantos y tantos teatros de todo el imperio, algunas de las cuales, de autores como Plauto o Terencio, han llegado a nuestros días. Y no faltan las sátiras, algunas muy divertidas y con célebres autores como Séneca, Juvenal, Petronio, Marcial, etc.

Por tanto, a los italianos les viene de largo el buen humor y cultivan en sociedad el arte del chiste. Ellos lo llaman 'barzellette' y tienen mecanismos muy similares a los españoles para provocar la risa, pero eso sí, con algunas diferencias.


Por ejemplo, lo que en España son chistes de 'leperos', esto es, de personajes exagerados en cuanto a su ignorancia, que alguien le puso el gentilicio de la localidad onubense de Lepe con gran éxito y que otros traducen a otros municipios con los que suelen tener rivalidad comarcal, en Italia son chistes de carabinieri, es decir del cuerpo policial de carácter militar, muy similar a nuestra Guardia Civil. Así pues, en el país transalpino, los chistes de tontos se los adjudican a los carabineros con una excepción: el futbolista romano y romanista Francesco Totti, un tipo extremo que despierta tanto amor como desprecio, y al que se identifica también como un tanto ignorante y excéntrico, tan rico por su fortuna como despilfarrador y ostentoso, y con la peculiaridad de que su lengua habitual es el romanesco, el dialecto de Roma, una lengua regional por mucho que nos encontremos en la capital del estado y que sólo habla una minoría de romanos. Todo ello aparece en los chistes sobre Totti.

Otra curiosidad es que los chistes que en España dedicamos a Jaimito, en Italia se dedican a otro niño de características similares llamado Pierino.


A continuación ofrezco una pequeña muestra de barzellette, en alguno de los cuales respeto el idioma italiano porque creo que se entiende perfectamente.



1-¿Por qúe no se le puede contar a un carabinero un chiste en viernes? Porque se reirá el domingo en misa.


2- Un carabiniere dice ad un collega: - Gran bella macchina la Panda 4x4!
- E perché non te la compri?
- E dove la metto?!? Ho un garage che è 3x3!


3- Dos carabinieri delante de un espejo:
- Mira; dos colegas. Vamos a saludarlos.
- Para. ¿No ves que vienen ellos?


4- Francesco Totti es llamado a la pizarra por el profesor de matemáticas para una pregunta de geometría:
- Francè, dibújame un cono
Y Totti responde:
- ¿Con o sin helado?.


5- Educación sexual en la escuela:
- Pierino. ¿Qué precauciones se deben tomar en el caso de una relación sexual con una desconocida?
- Darle un nombre y una dirección falsa, señora maestra.


6- Dos carabinieri:
- Pues otra vez se ha quedado mi mujer embarazada, ya es el sexto hijo, yo no se como le voy a mantener.
- Pero tío, controla un poco, usa la cabeza.
- ¿Y no me haré daño en las orejas?


7- La maestra a Pierino:
- Pierino, dimmi chi era Attila...
- Era un Barbaro, signora maestra!
- Soltanto? (trad. ¿Solamente?)
- E le pare poco???

miércoles, 6 de octubre de 2010

La fantasía del quartiere Coppedè


El barrio (quartiere) Coppedè es la fantasía aplicada a los planos arquitéctónicos y urbanísticos. Imaginen por un momento qué podría diseñar un arquitecto al que le encargan la realización de todo un barrio de clase media-alta y le dejan total libertad para hacer lo que sueña. Pues eso es el barrio Coppedè de Roma, todo un sueño de formas, colores y juegos arquitéctonicos que transportan al observador a un mundo de fantasía.

Contrasta este barrio con la Roma más famosa, la de las postales que nos muestran el barroco en su estilo exagerado, o la de las edificaciones de aquella caput mundi que hoy se han quedado en admiradas ruinas arqueológicas o se fueron reciclando en la medida que los romanos, o la iglesia católica lo necesitaban para aprovechar los ricos materiales constructivos de una época esplendorosa, o para erradicar de su faz el paganismo de la Roma imperial.

Y en ese contraste está la dicotomía del barrio Coppedè, que puede fascinar a algunos por su atrevimiento y ensoñación, o puede defraudar a otros por su anacronismo con una Roma que bien suponen homogenea.

Encantamiento y fascinación son las primeras sensaciones que recibí al llegar a la piazza Mincio, el centro del barrio Coppedè. Tengo que reconocer que supe de la existencia de este barrio gracias a un famoso periodista, Corrado Augias, autor de un excelente libro editado en España y titulado 'Los secretos de Roma'. Sin embargo fue a través de una serie de documentales realizados para la televisión italiana titulados 'I segreti di Roma', como tuve conocimiento de este barrio fantástico y me propuse visitarlo.

El Coppedè recibe precisamente el nombre del arquitecto que lo diseñó, el florentino Gino Coppedè. Se trata de un barrio residencial situado al noroeste de Roma, junto al Viale Regina Margherita, un ensanche urbanístico de la Roma de finales del siglo XIX y principios del siglo XX para acoger a la incipiente burguesía funcionarial nacida de la unificación italiana y de la capitalidad del nuevo estado. El barrio está compuesto de villas y palacetes en estilo Liberty italiano. Allí se mezclan estilos arquitectónios que dan, no obstante, una curiosa homogeneidad al barrio; hay trazas medievales, pero también barrocas, art decò y orientales de las culturas asirias y babilónicas. Son, en total, 17 villas y 26 palacetes distribuidos alrededor de la Piazza Mincio. Es una arquitectura ecléctica y señorial, que recuerda a viejos castillos de hadas.
Lo ideal para entrar en el barrio es hacerlo desde el Viale Regina Margherita, tomando la via Tagliamento para encontrarnos con un espectacular arco de entrada al barrio, arco éste que une dos de sus principales edificios. A través del arco entraremos en la piazza Mincio, en cuyo centro se encuentra la Fontana delle Rane, es decir, la fuente de las ranas. Junto a ella, lo mejor es mirar en derredor y contagiarse de la atmósfera de fantasía que nos envuelve. Entonces podemos fijar la mirada en la villa delle Fate, es decir, de las hadas, o en el palacio del Ragno (de la araña porque ésta decora la fachada), o en cualquiera de los demás edificios, todos ellos habitados porque el Coppedè sigue teniendo vida. Comenzó a construirse en 1913 y se completó hacia mediados de los años veinte.
Para llegar al quartiere, un tanto alejado del centro de Roma, lo mejor es tomar frente a la estación de Termini el autobús de la línea 86 en dirección Marmorale, y descender, después de ocho paradas, en la piazza Buenos Aires para tomar desde allí la vía Tagliamento y entrar por el arco a la fantasía que nos legó Gino Coppedè. Que lo disfruten.






martes, 5 de octubre de 2010

La metro de Roma


A un romano no le pregunte por 'el Metro', sino por 'la Metro de Roma', porque a este medio público de transporte se le conoce en lengua italiana por 'la Metropolitana'. Hecha esta curiosa salvedad voy a dedicar este artículo a esas dos líneas de ferrocarril subterráneo que conforman en estos momentos la escasa red de Metro de Roma.

Si alguien espera en Roma un Metro puntero quedará sin duda decepcionado. Baste decir que las únicas dos líneas en servicio en estos momentos tienen una longitud total de 38 kilómetros, lo que comparado con el Metro de Madrid es una longitud extremadamente pequeña ya que la red metropolitana madrileña tiene en estos momentos, sin contar el Metro ligero, una longitud de casi 283 kilómetros, con un total de 294 estaciones frente a las 49 que únicamente tiene la Metro de Roma.

Se trata de dos líneas, la A y la B, que forman sobre el plano de la ciudad un aspa cuyo punto de unión es la estación de Termini. Como curiosidad, la línea A, representada con color naranja, es la más utilizada por los turistas ya que une el centro histórico y la zona de mayor densidad de hoteles, con el Vaticano. Es habitual salir de la boca de la estación de Ottaviano San Pietro a multitudes de turistas que enfilan los aproximadamente 400 o 500 metros que hay desde allí a la plaza de San Pedro, o que descienden en la estación de Cipro para dirigirse a los museos vaticanos. La línea A tiene estaciones próximas a la piazza del Popolo (Flaminio), a la piazza Spagna (Spagna) y a la fontana de Trevi (Barberini). La línea B, representada en color azul, tiene una estación junto al Coliseo (Colosseo), otra próxima a San Juan de Letrán (S. Giovanni) y otra cercana a San Pablo Extramuros (Basílica San Paolo).

Los billetes son válidos para la Metro y para los autobuses urbanos ya que ambos servicios están operados por la ATAC, la compañía pública de transporte de Roma. Se pueden adquirir en bares, quioscos de prensa y estancos (tabacchi), así como en el interior de las estaciones de la Metro. El billete sencillo es válido por 75 minutos en autobús o en metro, aunque para el caso del suburbano sólo contempla un único viaje en esos 75 minutos. El precio en otoño de 2010 es de un euro por billete.

La Metro de Roma es relativamente moderna ya que la primera línea, un tramo de la B, se inauguró en 1955, mientras que la línea A, otro tramo, se inauguró en 1980. Al utilizar la Metro de Roma uno no puede dejar de pensar que es un transporte en el que falta limpieza, aunque bien es cierto que funciona relativamente bien en cuanto a frecuencias.

Como curiosidad, cabe destacar que la línea A cruza el río Tíber y lo hace a cielo abierto por un puente. Otro aspecto a tener en cuenta es que el diseño de estas líneas se encontró rápidamente con la dificultad de los hallazgos arqueológicos propios de trabajar en el subsuelo de una ciudad como Roma. Eso no sólo retrasó las obras de estas líneas sino que son una dificultad añadida a la hora de diseñar las nuevas. A este respecto, en Roma se está trabajando lentamente en una nueva línea, la C, que tendrá color verde y que comunicará el sureste de la ciudad con el noroeste. La primera parte, cuya inauguración está prevista para 2011, unirá el sureste con la estación de Termini. Esta línea tendrá estación, probablemente en 2015, en la piazza Venezia y junto a San Pietro por lo que actualmente son visibles en la céntrica plaza romana y en otros puntos del casco histórico, las excavaciones arqueológicas relacionadas con la construcción de la nueva línea.

También existe un proyecto para la línea D, que tendrá color amarillo y que pasará por el barrio del Trastevere cruzando hasta dos veces el Tíber en un recorrido de norte a sur de Roma.

Otro medio de transporte en Roma operado por la ATAC es el denominado como Ferrovia, con tres líneas. Sería una especie de metro ligero de carácter interurbano; muchos turistas pueden utilizar la Ferrovia Roma-Lido di Ostia para desplazarse a las excavaciones de Ostia Antica. Para ello, deben dirigirse a la estación de la Metro de Pirámide para tomar uno de los trenes en la estación de partida. Estos trenes son también los que llevan a los romanos a las playas de Ostia. Las otras dos líneas son la del norte, que llega a Viterbo, y la de Roma-Pantano, que llega al sureste desde Termini siguiendo el trazado de la Vía Casilina. Para más información se puede consultar la página web http://www.atac.roma.it/

jueves, 30 de septiembre de 2010

Facchino o los encuentros insólitos en Roma

A Il Facchino le da el sol de cara en las soleadas tardes romanas. A veces, cuando el calor aprieta y el sudor se nos hace insoportable, nos lo encontramos en la pared del Banco di Roma, junto a la Vía del Corso, y es una auténtica bendición porque por mucha canícula que haya, Il Facchino siempre nos da sensación de frescor.
Yo prefiero llamarlo la fuente del barrilete. Ya hablé de ella en un capítulo anterior cuando escribí sobre el agua de Roma, y tengo que reconocer que es de mis favoritas. Quizá lo sea porque al estar junto a la Vía del Corso, una de las pocas en las que no hay fuentes en Roma, su presencia allí se hace de lo más agradable para combatir la calorina. Es cierto que uno se va de compras por una de las principales arterias comerciales de la ciudad, si no la que más, y, sobre todo si es verano, llega un momento en el que la sed aprieta por lo que se acaba buscando desesperadamente una fuente. Si en esos momentos se está cerca de la piazza Venezia, la solución es Il Facchino, nuestro buen amigo el del barrilete por el que nunca deja de manar agua.
Si se me permite un inciso, quiero terminar de aconsejar en cuanto a la búsqueda de fuentes en las inmediaciones de Vía del Corso. Si se está a la mitad de la calle, al altura de piazza Colonna y del parlamento, la fuente más próxima está en la cercana plaza de San Silvestro. Si se esta más próximo al otro extremo de la calle, el de la piazza del Popolo, el consejo es cruzar la magnífica plaza y junto a la basílica de Santa María del Popolo saciar la sed en la fuente allí existente.
Pero había comenzado a escribir sobre ‘mi buen amigo’ il Facchino. Resulta que ahí donde la ven ustedes, un tanto semioculta en la pared del edificio del Banco di Roma, en una de las bocacalles que salen de Vía del Corso, es una de las estatuas parlantes de Roma, aquellas en las que en tiempos del gobierno de los papas sobre la ciudad eterna, para evitar la represión existente contra las voces discordantes, los romanos ponían por escrito sus proclamas y reivindicaciones en una serie de estatuas que había en la ciudad. Una de ellas era, y sigue siendo la de Pasquino, y otra, la de Il Facchino.
Antiguamente la estatua del barrilete estaba situada en el Corso, pero acabó siendo colocada donde hoy la vemos, en la confluencia de Vía del Corso con la Vía Lata.
Se sabe que esa escultura fue construida en torno a 1580 y que estaba basada probablemente en un diseño de Jacopino del Conte. La estatua representa a un hombre, que sostiene un barril. Es la más joven de las seis estatuas parlantes de Roma.
Parece claro que la escultura representa un aguador; de hecho, fue al parecer la corporación de aguadores la que encargó el diseño de la estatua a Del Conte. pero también hay quien sostiene que pudiera representar tanto a Lucero como a Abbondo Rizzio, un portero que murió mientras transportaba precisamente un barril. De hecho, la palabra italiana ‘facchino’ se refiere a alguien que porta o transporta pesadas cargas. Por ejemplo, un mozo de estación es un facchino.
De aquel portero, Abbondo Rizzio, la estatua tomaría el nombre de Il Facchino puesto que según un epígrafe a él dedicado, portaba al morir un barril de vino a la espalda, y otro dentro de su cuerpo. Es por esta razón que muchos romanos conocen a Il Facchino como la fuerte del portero.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

¿Tren, autobús o taxi? La llegada a Roma


Este artículo voy a dedicarlo a información práctica para aquellos que quieran visitar Roma y en concreto a uno de los aspectos que más preocupan a los viajeros, que es el desplazamiento desde cualquiera de los dos aeropuertos al centro de la ciudad.

Convengamos que el medio de transporte más utilizado para viajar a Roma desde España es el avión, sobre todo teniendo en cuenta los precios que están ofreciendo las distintas compañías aéreas. Evidentemente para quienes contraten un viaje organizado por mayoristas del sector turístico, el problema del transporte desde los aeropuertos al hotel no suele existir ya que en el paquete contratado se incluye ese aspecto y el traslado se realiza, tanto a la ida como a la vuelta, en un autocar que le lleva al viajero a la misma puerta del hotel y a la de la terminal aeroportuaria.

Otras posibilidades de viaje a Roma son más minoritarias: el tren desde España es muy caro y para viajar, por ejemplo, desde Madrid es necesario tomar un tren hasta Barcelona; otro desde la Ciudad Condal hasta Milán, y por último, otro desde la capital lombarda hasta Roma. Muy costoso y con una duración desmesurada. Otra posibilidad es la del coche particular y también está la del barco, desde Barcelona o Valencia hasta Civitavecchia, pero desde luego, no es lo más habitual.

Roma tiene dos aeropuertos, el 'Leonardo da Vinci', conocido también como el de Fiumicino por la localidad en la que se encuentra, junto a la costa del mar Tirreno y a menos de 30 kilómetros del centro de Roma; y el de Ciampino, en la localidad del mismo nombre. El de Fiumicino se encuentra al oeste de Roma y el de Ciampino en el sureste. El primero es un aeropuerto internacional y a él suelen llegar las principales compañías aéreas. El segundo es más antiguo y pequeño y suele ser el utilizado por las compañías de vuelos de bajo coste.

Si el viajero aterriza en el aeropuerto de Fiumicino tiene tres posibilidades para desplazarse al centro de Roma. Si elige la del taxi, el coste medio del viaje es de 30 a 40 euros o quizá más, dependiendo siempre del tráfico que haya.

La segunda posibilidad es la del tren. En el aeropuerto hay una terminal ferroviaria de Trenitalia, los ferrocarriles del estado italiano y allí hay dos opciones, la de tomar el Leonardo Express hasta la estación central de Roma Termini, recorrido que se hace sin paradas intermedias en 32 minutos; el billete cuesta 14 euros sólo ida por persona; o la de tomar un tren con destino final en las localidades de Orte o Fara Sabina, con paradas intermedias en las estaciones de Roma Trastevere, Roma Ostiense, Roma Tuscolana o Roma Tiburtina. El precio del billete es de 8 euros sólo ida por persona. La duración del viaje a la estación más céntrica, la de Roma Ostiense, es de 30 minutos. Una vez que se llegue a la estación de destino elegido sólo hay que saber la dirección del hotel elegido y buscar la mejor opción de transporte público urbano, del que ya hablaré en otro artículo; bien puede ser el metro, el tranvía o el autobús.

Sacar el billete de tren en la estación del aeropuerto de Fiumicino no tiene ningún problema puesto que hay taquillas y máquinas expendedoras. Para consultar previamente los horarios se puede utilizar la dirección de Trenitalia en internet: http://www.trenitalia.it/
La tercera posibilidad de transporte de Fiumicino a Roma es el autobús interurbano de Cotral, la compañía pública de transportes de la región de Lazio. La parada está junto a la terminal de llegadas internacionales del aeropuerto y los autobuses son inconfundibles ya que son de color azul. Allí hay que tener cuidado y preguntar al conductor por el destino del autobús ya que existen varias posibilidades, la de ir directamente a Roma Termini, el destino más céntrico, la de hacerlo a Roma Cornelia, al oeste de la ciudad y en un viaje muy largo ya que es de una hora y veinte minutos con interminables paradas, y la de ir a la estación de Roma Magliana, en el sur de la capital. En cualquiera de los tres casos el enlace con autobuses urbanos y metro es sencillo. Los precios de los billetes varían desde los 4'50 euros por viaje a Roma Termini, a los 3'10 euros a Roma Cornelia y a los 2'50 a Roma Magliana, todo ello con precios de 2010. Para consultar horarios se puede entrar en la página de Cotral en internet: http://www.cotralspa.it/
En cuanto a autobuses privados hay líneas que cubren el trayecto a Roma Termini pero el precio del billete es mucho mayor. En cualquier caso, hay puntos en el aeropuerto donde se puede recabar información.
Es muy importante tener en cuenta que los billetes de Cotral hay que adquirirlos en los quioscos de prensa del aeropuerto ya que el conductor del autobús no es cobrador.
Si el destino es el aeropuerto de Ciampino las posibilidades se reducen a dos, la del taxi y la del autobús de Cotral aunque también hay líneas privadas de autocares que comunican el aeropuerto con el centro de Roma aunque el precio de los billetes es también más caro.
Por lo que se refiere al autobús de Cotral hay dos opciones, la de viajar directamente a Termini -el billete cuesta 3'90 euros sólo ida por persona -, o la de hacerlo a la estación de metro de Anagnina; el precio es de 1'20 euros pero hay que tener la precaución de preguntar al conductor si viaja directamente a esta estación de metro o pasa por el municipio de Ciampino, lo cual alarga considerablemente el viaje. Como en el caso del aeropuerto de Fiumicino, el billete hay que adquirirlo en el interior del aeropuerto, si bien en algunos autocares se puede comprar al conductor a bordo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

La elegancia retrospectiva de Nina Zilli




Este blog no quiere ser solamente una guía de viajes de Roma. En cualquier librería hay muchas publicaciones que pueden ayudar al viajero a visitar los mejores monumentos de la ciudad y por tanto ese no es el objetivo de estos artículos. Sí es mi intención facilitar, a toda aquella persona que vaya a viajar a Roma, su estancia allí con información práctica de aquellas cosas que apenas encuentran espacio en las guías comerciales. Pero de la misma manera quiero que en este blog se analicen algunos aspectos de la cultura y de la historia, no sólo romana, sino de toda Italia.
Uno de esos elementos fascinantes es la música. Ya he escrito un post sobre la música italiana en general y a menudo me referiré a determinados artistas o eventos.
En estos momentos quiero dar a conocer a los lectores a uno de los nuevos fenómenos de la música italiana, la cantante Nina Zilli, nacida en Piacenza, esto es, en la región de Emilia Romaña pero en la misma frontera con Lombardía.
Acostumbrados como estamos, e Italia no es una excepción, al descubrimiento de nuevos talentos 'modelo Operación Triunfo', o lo que es lo mismo, todos ellos cortados por el mismo patrón y con un sonido y un estilo muy similar, tanto en España, como en Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, etc, la aparición de una artista como Nina Zilli es todo un acontecimiento. Su soul claramente europeo y mediterráneo sólo cabe calificarlo de elegante y nos transporta a momentos fundamentales de la música en el mundo como son los años sesenta y setenta del siglo XX. La de Nina Zilli es una elegancia retrospectiva que nada tiene que ver con los fulgurantes talentos de tantos programas televisivos.
Estoy convencido de que Nina Zilli va a dejar poso y va a cosechar grande éxitos a nivel internacional si se mantiene por la línea emprendida en su primer álbum; no es precisamente una niña, lo que la diferencia de la corriente de tiernos 'triunfitos'. Nina nació en febrero de 1983 y por tanto en estos momentos tiene 27 años. Tiene otra característica fundamental para poder triunfar comercialmente y es que pasó su infancia en Irlanda y vivió durante dos años en Estados Unidos, lo que deja claro dos elementos: las influencias que se perciben en su estilo, y el perfecto bilingüismo que tiene y que hacen pensar en un no lejano salto al mercado anglosajón.
Nina Zilli es un pseudónimo puesto que su verdadero nombre es Maria Chiara Fraschetta. Tomó el nombre de su adorada Nina Simone, (lo que marca también sus influencias) y el apellido de su madre para formar su nombre artístico.
La artista de Piacenza nos muestra un elegante soul con toques de rhythm and blues, y hace incluso incursiones en el reggae. Su primer disco está siendo uno de los más vendidos en Italia y su éxito se acrecentó a raiz de su participación en la sección de jóvenes del festival de Sanremo en febrero de este año. Se clasificó para la final a cuatro y no ganó por el televoto, lo cual es toda una garantía de éxito puesto que estamos acostumbrados a ver en el festival de Sanremo cómo el televoto valora desmesuradamente canciones y artistas que posteriormente pasan desapercibidos en las emisoras de radio y en las tiendas de discos. ¡Pero así es Sanremo ya que la lista de grandes éxitos no premiados es infinita!



Incluyo en este comentario dos video clips de youtube de los dos mayores éxitos hasta ahora de Nina Zilli: '50mile' y 'L'Uomo Che Amava Le Donne', la canción que interpretó en el festival de Sanremo. Que los disfruten.