"Uno se enamora lentamente de Roma, poco a poco, pero para siempre" (Nikolai Gogol)

sábado, 5 de junio de 2010

La cultura funeraria de Roma




Son muchas las personas que me han comentado a menudo que de mis frecuentes viajes a Roma y del conocimiento que tengo de la ciudad sería interesante escribir algunos de sus aspectos menos conocidos. Ahora quiero abordar un aspecto que a lo largo de estos viajes me ha llamado a menudo la atención: la cultura funeraria de Roma.
Es cierto que España e Italia comparten muchos aspectos culturales y sociales. Españoles e italianos somos muy parecidos en cuanto al carácter mediterráneo que nos une. Pero al mismo tiempo somos muy distintos. Y uno de los aspectos que nos diferencia es la cultura funeraria.
Para empezar, hay que referirse a que lo funerario impregna a la Roma actual hasta en el paseo que a diario, y sobre todo, los fines de semana, los romanos realizan. Uno de los paseos que más adoran los vecinos de la urbe es por la Via Appia, la más importante y mejor conservada de las calzadas de la época imperial.
Las leyes romanas obligaban a enterrar a los muertos extramuros. Es por ello por lo que la Vía Appia es en realidad un impresionante mausoleo a lo largo de los 13 kilómetros de longitud que tiene en el término municipal de Roma. A ambos lados de la calzada se puede contemplar tumbas de todo tipo y condición, desde la impresionante sepultura de Cecilia Metella, hasta pequeñas lápidas. Y no hay que olvidar que en la misma Vía Appia y también en sus alrededores están las más importantes catacumbas cristianas, es decir, otro lugar de enterramientos. No lejos de allí están las fosas ardeatinas, el lugar donde fueron fusilados y permanecen los restos de 335 civiles italianos (hay judios, cristianos, partisanos de izquierdas y de derechas e incluso un sacerdote). Todos ellos fueron fusilados por las autoridades alemanas que en 1944 ocupaban la Ciudad Eterna como respuesta a un atentado que en pleno centro de Roma cometieron los partisanos al hacer estallar una bomba que dio muerte a 33 soldados de una compañía de SS.
Vayamos ahora a los cementerios que están hoy en uso. Llama la atención el cementerio protestante, o para ser más exacto, el camposanto no católico de la ciudad de Roma. Allí, situado junto a la muralla aureliana, se encuentra un cementerio que llama la atención por otro mausoleo, el de Cayo Cestio, una impresionante pirámide de estilo egipcio construida en el año 12 de nuestra era. En el recoleto cementerio protestante, con un inconfundible estilo inglés, reposan los restos del poeta John Keats, con su famoso epitafio “Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en agua”, los del también poeta inglés Shelley y los del fundador del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci.
El otro cementerio, el monumental de Verano (por encontrarse en el antiguo Campo de Verano) es una joya que merece la pena ser visitada. Situado en el barrio Tiburtino, es también la última morada de famosos del mundo del espectáculo como Marcello Mastroianni, Vittorio de Sica, Renato Carosone, Alberto Sordi, Luchino Visconti, Roberto Rossellini, Nino Manfredi, Vittorio Gassman, o el escritor Alberto Moravia.
A los italianos les encanta poner las fotos de los finados en las sepulturas. Y es curioso ver en los panteones de las congregaciones religiosas las fotos de decenas de sacerdotes, monjas o frailes.
Pero si algo llama la atención es descubrir los nichos para niños,

un cuartel formado por varios edificios. Impresiona ver la foto de niños fallecidos, algunos de ellos bebés de varios días. Es también costumbre poner juguetes
junto a la lápida y eso
todavía impresiona más ver junto a las flores muñecos y muñecas, cochecitos, y lo que es peor, algunos juguetes con música que rompen el silencio del cementerio. Algo realmente estremecedor.

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